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Jun
El paraguayo es una fruta que cada vez tiene más “seguidores”: esta mutación natural del melocotón, con su dulce sabor, su suave aroma y su suculenta carnosidad, gusta a todos, tanto niños y mayores. Y, además, y al igual que ocurre con otras frutas de temporada, el paraguayo es muy rico en fibra, lo que le confiere ciertos beneficios a nivel digestivo a tener en cuenta si queremos llevar una dieta sana y equilibrada.
En este artículo, te enseñamos más sobre el paraguayo, una fruta que se encuentra en las regiones más soleadas, su terreno natural y que, al igual que los melocotones o las nectarinas, pertenece a la rica familia de los Prunus persica.
El paraguayo: una fruta con forma de “melocotón plano”
Dicen que una de las características que convirtió al paraguayo en una de las frutas preferidas de los emperadores chinos fue por su forma achatada y su carne que, aunque realmente sabrosa, no tenía excesivo líquido, así que podía comerse cómodamente sin gotear ni manchar.
En realidad, y aunque no podemos decir que esta comodidad no tuviera algo que ver con su popularización, seguro que el sabor de esta fruta jugó un papel más importante en su extensión. También su piel aterciopelada, su tamaño pequeño y su forma achatada, tres características que le valieron el nombre de ping-tzu-tao, que es como en la antigua China se conocía a esta fruta (la traducción sería algo así como melocotón de plato).
Orígenes y expansión del paraguayo
La expansión de la fruta que hoy conocemos como paraguayo fue la siguiente: de la China Imperial, donde se produjo su mutación original, pasó a Japón y después a Persia, donde fue descubierta por Alejandro Magno. El carácter de este conquistador nato le llevó a presentar este exquisito fruto en Grecia, donde tuvo una gran aceptación. De ahí, su extensión por la cuenca del Mediterráneo y su desembarco en España, tierra a la que pronto se adaptó por el clima templado del terreno.
Aún así, el cultivo masivo del paraguayo es mucho más reciente (llegó a EE. UU. a principios del siglo XIX) y no fue hasta los años 90 del siglo pasado cuando comenzó su comercialización a gran escala. Y, es que el paraguayo es una fruta de temporada que tradicionalmente se ha comercializado a nivel nacional debido a su carácter perecedero.
Ahora, sin embargo, sabemos bien cómo conservarlo y aprovechar todas sus propiedades durante toda su temporada, que se extiende desde finales del mes de mayo hasta mediados de septiembre.
El paraguayo en tu dieta
Aunque no queremos extendernos ahora sobre las propiedades y beneficios del paraguayo, sí podemos contar brevemente algunas de sus bondades nutritivas.
Se trata de una fruta con un alto contenido en agua (como suele ser normal en las frutas de temporada estivales) y con valores nutricionales similares al melocotón. Los paraguayos son ricos en fibra, vitamina A y vitamina C, y tienen una importante proporción de potasio, fósforo y yodo. Además, su aporte de grasas es prácticamente nulo, sus carbohidratos reducidos y su aporte energético de alrededor de 50 kilocalorías por cada 100 gramos.
En definitiva: si estás haciendo dieta para perder peso o si quieres llevar una alimentación saludable, el paraguayo es una de las frutas de temporada que más y mejor pueden ayudarte.
¿Cómo puedes comerlo? Pues prácticamente igual que otras frutas de hueso similares: al natural, en macedonias, en almíbar, en tartas, en helados, … e incluso puedes preparar una rica y sana mermelada de paraguayo para endulzar tus desayunos y meriendas.
¿Son iguales los paraguayos y las platerinas? ¿En qué se diferencian?
El paraguayo es una fruta con hueso que pertenece a la familia del melocotón. De hecho, su nombre científico es prácticamente el mismo (Prunus persica var. Platycarpa).
Muchas veces, los paraguayos se confunden con las platerinas, frutas similares por su forma y aspecto achatado. En realidad, ambas frutas se parecen mucho, aunque con tres importantes diferencias:
- Su piel. El paraguayo presenta pubescencia (es decir, que tiene la piel cubierta con una especie de vello, una pelusilla fina y suave como la del melocotón) mientras que las platerinas son completamente listas.
- Su sabor. Aunque tiene puntos en común, los sabores de paraguayos y platerinas tienen matices diferentes.
- Su origen y antigüedad. Mientras que el paraguayo es una fruta que lleva años cultivándose como una mutación “natural” del melocotón, las platerinas son una variedad mucho más reciente que nace de la hibridación de la nectarina con el paraguayo.
- Su precio. Este último punto influye en otra diferencia entre los paraguayos y las platerinas: su precio. Y es que las hibridaciones son más costosas de obtener y mantener.
Por lo demás, podríamos decir que el paraguayo como fruta es “un melocotón plano” mientras que la platerina es “una nectarina plana”.
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