06
Dic
La historia de la naranja se remonta a la de los primeros cítricos, originarios del sudeste asiático. Desde allí, su cultivo se extendió a todo el mundo, de Oriente a Occidente, pasando por la Antigua Grecia, Al-Andalus y el continente americano, hasta convertirse en una de las frutas más consumidas del mundo. Varios son los mitos y las curiosidades sobre las naranjas y en este artículo vamos a contar sus orígenes y su historia.
El árbol de las manzanas de oro: el origen del mito
Cualquier referencia a la historia de la naranja también lo es al árbol de las manzanas de oro, mencionado en diversos episodios de la mitología griega. Algunas teorías apuntan a que este árbol era en realidad un limonero, cuyo fruto los griegos relacionaban con la inmortalidad y la fecundidad. De ahí que estuviera presente en todas las bodas y que la diosa Gea se lo concediera a Hera con motivo de su enlace con Zeus.
Sin embargo, otras teorías consideran, por la referencia al sabor y jugosidad de su fruto, que este árbol era en realidad un naranjo. De hecho, algunas fuentes etimológicas apuntan a que la traducción de naranja es “manzana dorada”.
Así, la leyenda popular asegura que el naranjo que Hera recibió como regalo de bodas se guardó en el Jardín de las Hespérides, donde era custodiado por un dragón-serpiente de cien cabezas llamado Ladón. Como recordaréis, llegar a este jardín y robar las naranjas fue el undécimo trabajo al que tuvo que enfrentarse el héroe Hércules.
La manzana dorada también aparece en otros mitos clásicos como el juicio de París o la carrera de Atalanta, y tiene un lugar preferente en la mitología popular nórdica, según la cual las manzanas doradas son cultivadas en un lugar destacado del Valhalla por la diosa Iöunn y consumidas por Loki, Odín o Thor. En la ópera de Wagner “Das Rheingold”, preludio de la tetralogía El anillo del Nibelungo, la naranja juega un papel muy importante relacionado con la inmortalidad.
Historia de la naranja y de su expansión
Más allá de los mitos, la historia de la naranja se relaciona con su capacidad de expansión y adaptación a diferentes terrenos.
Su origen, con casi total certeza, se sitúa en las regiones tropicales y subtropicales de Asia y el archipiélago malayo. Desde allí, la expansión a zonas como el nordeste de la India o el centro y el norte de China fue sencilla gracias a la Ruta de la Seda. Algo más compleja fue al resto del mundo estando siempre ligada a grandes acontecimientos históricos.
El cidro (o primer cítrico, que sería el origen del naranjo) fue llevado por el faraón Tutmosis III a Egipto en el siglo XV-XVI a.C. Alrededor de diez siglos después, los ejércitos de Alejandro Magno lo introducirán en Grecia y de ahí su presencia en el tratado de plantas de Teofrasto, datado en el siglo IV a.C.
Aunque los romanos consideraban la naranja como un fruto exótico, pronto se familiarizaron con su cultivo y éste se extendió por sus áreas de control en el Mediterráneo.
Años después, los árabes encuentran otro cítrico, lo que conocemos como naranjo amargo, en la India.
Posteriormente, junto con su civilización, su cultivo se extiende al norte de África, Sicilia, Cerdeña y España, donde comienza a convivir diferentes especies de cítricos.
Una vez establecido su cultivo en Europa, la historia de la naranja y su llegada al Nuevo Mundo corre a cargo de los conquistadores portugueses y españoles.
La historia valenciana y española de la naranja
Las diferentes civilizaciones introdujeron en España distintos tipos de “agrios” (o cítricos) como el cidro, el naranjo amargo o el limonero.
En Al-Ándalus estos árboles eran ornamentales y se plantaban en casas, calles y patios de las mezquitas. Siendo la actual Andalucía el lugar donde mayor esplendor alcanzó el cultivo de cítricos, su extensión a Murcia y a la Comunidad Valenciana se debe, por una parte, a la cercanía geográfica y, por otra, a la similitud climatológica.
La historia de la naranja en Valencia es algo más reciente y podemos datarla a finales del siglo XVIII cuando, poco a poco, se fueron introduciendo variedades más dulces, similares a las que consumimos actualmente, y que convirtieron a las naranjas de Valencia en las mejores del mundo.
Las primeras plantaciones comerciales de naranjos para consumo datan del año 1781 cuando Vicente Monzó (párroco), Carlos Maseres (notario) y Jacinto Bordí (boticario) pusieron en marcha la primera explotación de esta fruta. Fue en la partida Les Basses del Rey, en Carcaixent.
A partir de entonces, el cultivo de las variedades de naranjas dulces se adaptó rápidamente al suelo valenciano y, en las zonas de secano, se hicieron pozos y sistemas de regadío provenientes del río Júcar. Esto, unido a las condiciones climatológicas perfectas para el naranjo, convirtieron a Valencia en el mayor productor y exportador de naranjas a nivel mundial.